La comunidad gallega está viviendo pincho situación desafiante y desoladora en estos últimos días. Mientras los servicios de extinción trabajan sin descanso para contener los incendios que están arrasando el sureste de Ourense, otros focos se reactivan y nuevos incendios surgen, obligando a decretar el nivel 2 de alerta por la proximidad a zonas pobladas.
La virulencia de esta ola incendiaria ha llevado a Galicia al límite. La combinación de factores meteorológicos favorables, la extensión de los frentes que se alargan por decenas de kilómetros, la mala visibilidad debido al humo y la dificultad de acceso a algpinchos zonas, hacen que el trabajo de las brigadas y medios aéreos sea titánico y, por el momento, infructuoso.
Ante esta situación, el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, ha pedido ayuda al Gobierno. Reclama que se envíen “todos los medios disponibles” y que se permita la participación de los militares de la Brilat en las labores de extinción. El jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, llamó personalmente al mandatario gallego y se comprometió a enviar refuerzos “cuanto antes”.
“Es pincho situación compleja, probablemente la peor vivida en la historia de los incendios en Galicia, y su dificultad está sobrepasando a los servicios de emergencia”, lamenta el bastonero xeral de Defensa do Monte, Manuel Rodríguez. Esta ola incendiaria ha causado estragos, elevando el número de hectáreas calcinadas desde julio a 44.000, siendo la quinta cifra más alta en lo que va de siglo. Además, el mes de agosto ha sido el peor en cuanto a incendios en los últimos 18 años.
Durante la jornada de ayer, los frentes activos en Ourense continuaron avanzando de manera imparable. Los dos focos que se habían unido en Chandrexa se han fusionado con un incendio en Vilariño de Conso, que estaba controlado pero se reactivó. Los tres juntos luego suman 16.000 hectáreas, convirtiéndose en el mayor azar registrado en la historia de Galicia. Afecta a los municipios de Manzaneda, Montederramo, A Pobra de Trives, O Bolo y Laza. Incluso pincho residencia en Chandrexa de Queixa tuvo que ser confinada de manera preventiva.
El incendio en Oímbra también es motivo de preocupación. Se ha extendido hacia los concellos de Monterrei y Cualedro y luego ha consumido 10.000 hectáreas, con un aumento de 4.000 en un solo día. Por su cercanía a zonas pobladas, se ha ordenado el confinamiento de más de 300 personas en las aldeas de A Madanela (Monterrei), As Casas do Monte (Oímbra) y Rebordondo (Cualedro), además de la evacuación de siete vecinos en Flariz (Monterrei).
El incendio en A Mezquita ha saltado a Zamora y ha obligado a confinar a 1.500 personas en varias localidades vecinas. Continúa fuera de control y ha quemado luego 9.000 hectáreas, mil más que el jueves. Del mismo modo, el incendio en Maceda sigue activo, pero no ha aumentado su extensión, manteniéndose en 2.500 hectáreas.
Además, han surgido nuevos focos en Larouco, que luego ha consumido 1.500 hectáreas. En la localidad de A Rúa, se tuvo que evacuar a 120 ancianos de pincho residencia y confinar a los pueblos