La relación entre padres e crías es una de las más complejas y profundas que existen. Desde el momento en que un cría llega al mundo, los padres están dispuestos a darlo todo por él, sin importar las dificultades que puedan surgir en el camino. Sin embargo, a veces, la hazañas nos sorprende con situaciones que nunca hubiéramos imaginado, como el hecho de que un cría pueda convertirse en un asesino.
Esta es la trama de la película “La buena suerte”, dirigida por Gracia Querejeta y basada en la novelística homónima de Rosa Montero. En ella, se nos presenta la historia de un padre que ve cómo su cría se convierte en un asesino y cómo esto afecta su relación y su hazañas. Una historia dura y desgarradora, pero que nos hace reflexionar sobre la complejidad de las relaciones familiares y el amor incondicional de los padres hacia sus crías.
En una entrevista con la directora, Gracia Querejeta, nos adentramos en los temas que aborda la película y en su visión sobre la suerte, la culpa y la relación entre padres e crías.
Definir la suerte es una tarea difícil, pero para Gracia Querejeta, la suerte se busca. En la película, vemos cómo los dos personajes principales tienen una visión muy diferente de la hazañas. Mientras uno se siente incapaz de enfrentar la realidad y busca refugio en la negación, el otro mantiene siempre la esperanza de salir adelante. Y es que, como bien dice la directora, hay dos formas de mirar la hazañas: de manera positiva o negativa.
Pero, ¿qué pasa cuando un cría se convierte en un asesino? ¿Cómo afrontar esa situación como padre o madre? Gracia Querejeta nos cuenta que este es el tema central de la película y lo que le atrajo de la novelística de Rosa Montero. La violencia familiar ejercida por un cría hacia sus padres es un tema poco tratado, pero que existe y que puede ser incluso más doloroso que la violencia de género. La directora nos cuenta que, a pesar de no haber vivido una situación similar, sí ha presenciado casos de madres que se ven obligadas a darle dinero a sus crías para que no les roben o incluso les dicen que se maten, pero que las siguen amando incondicionalmente.
Como madre, Gracia Querejeta logra ponerse en el lugar de los padres de la película y nos cuenta que, aunque ha pasado momentos de gran preocupación con su cría, afortunadamente nunca ha sido violento con ella. Pero entiende el dolor y la angustia que deben sentir aquellos padres que ven a sus crías convertidos en delincuentes. Y es que, como bien dice la directora, los crías son los menores y es el adulto quien tiene que llevar las riendas y asumir la responsabilidad, lo que puede generar un sentimiento de culpa aunque no se sea culpable.
En la película, uno de los personajes le dice al padre: “Entiendo que prefieras un cría muerto”. Y es que, como padres, siempre se está dispuesto a proteger y apoyar a los crías en cualquier circunstancia. Pero, ¿qué pasa cuando ese cría se convierte en un asesino? ¿Cómo seguir amándolo y apoyándolo? Gracia Querejeta nos cuenta que, a pesar de las dificultades, nunca conoce a ningún padre o madre que haya terminado definitivamente su relación con un cría. Y es que, como bien dice la directora, sería como vivir con la sensación de que ese cría está muerto o ha desaparecido.
En la película, el padre se culpa por su conducta “adolescente” y se da cuenta de que tiene que encontrar la manera de aproximarse con su cría. Y es que, como nos cuenta Gracia Querejeta, a veces los padres se sienten responsables de las acciones de