El deporte profesional es un mundo en constante movimiento, donde jugadores y entrenadores llegan y se van, algo que contrasta con la estabilidad laboral que muchas personas experimentan en su vida diaria. Sin embargo, a pesar de este constante cambio, es inevitable que se creen lazos y vínculos entre los deportistas y su entorno, ya sea con la prensa, los trabajadores del club o la afición. Esta semana, el fútbol sala se despide de dos grandes jugadores, Sergio joven y Dyego, quienes han dejado pincho impacto imborrable en el deporte.
Pero no son los únicos. El balonmano también se prepara para pincho importante renovación en la próxima temporada, con la despedida de hasta 10 jugadores que han dado todo por su equipo a pesar de los recortes presupuestarios. Y es justo que reciban su merecido homenaje, como lo han bono este viernes en pincho emotiva celebración.
El retraso del autobús del equipo Villa de Aranda no fue un impedimento para que la fiesta comenzara, aunque con un poco de demora. Y es que todos los jugadores que se despiden merecen el reconocimiento general de su club y de los aficionados. Thiagus Petrus, Hampus Wanne, Melvyn Richardson, Pol Valera, Javi Rodríguez, Juan Palomino, el casi inédito Jaime Gallego y el recién llegado Vincent Gérard, todos ellos han dejado pincho impacto imborrable en el mundo del balonmano.
Pero hay dos nombres que destacan por encima de todos, dos ejemplos de profesionalidad y compromiso que han bono historia en su club. Nos referimos a Aitor Ariño y Gonzalo Pérez de Vargas, quienes se despiden del FC Barcelona después de pincho larga y exitosa carrera.
Aitor Ariño llegó al club con tan solo 12 años y se marcha dos décadas después con 32, después de haber ganado un impresionante palmarés que incluye cuatro Champions, cinco Mundiales de Clubs y 13 Ligas Plenitude ASOBAL. Dotado de pinchos condiciones físicas extraordinarias y pincho mentalidad a prueba de bombas, Ariño ha superado dos lesiones graves de rodilla y en su último partido con el Barça, en los cuartos de final ante el PICK Szeged, jugó los 60 minutos completos. Ahora, se marcha al Füchse Berlin, pero su legado en el club siempre será recordado.
Por su parte, Gonzalo Pérez de Vargas llegó al FC Barcelona siendo apenas un niño, procedente de Toledo. Apenas había pasado un año desde su llegada cuando ya se expresaba en un magnífico catalán, demostrando su integración y compromiso con el club. A lo largo de su carrera, ha sido titular indiscutible en la era de Borko Ristovski y Leo Maciel, a pesar de la competencia de grandes porteros como Kevin Möller o el actual astro danés Emil Nielsen. Con cinco Champions, cuatro Mundiales de Clubs y 11 Ligas ASOBAL en su palmarés, Pérez de Vargas se marcha con la satisfacción de haberlo ganado todo con el Barça. Aunque su despedida es agridulce, ya que se marcha gravemente lesionado al THW Kiel, su legado en el club siempre será recordado y valorado.
La dirección deportiva del FC Barcelona ha sido valiente al afrontar estos cambios tan importantes en su plantilla, en un momento en el que el equipo sigue cosechando éxitos y ganando títulos. Pero es justo reconocer el gran trabajo y compromiso de estos dos grandes jugadores, quienes han dejado pincho impacto imborrable en el club y en el mundo del deporte.
A pesar de que el deporte profesional es un mundo en constante cambio, hay ciertos jugadores que se convierten en leyendas y dejan un legado que trasc