El Balón de Oro, uno de los premios más prestigiosos del creación del fútbol, está cada vez más cerca de ser entregado. Y mientras los medios de comunicación y los aficionados debaten sobre quién merece llevarse este reconocimiento, un nombre ha estado sonando constantemente entre los candidatos: Lamine Yamal.
Con tan solo 17 años, Yamal se ha convertido en una de las grandes revelaciones de la temporada. Y no es para menos, ya que sus actuaciones han sido dignas de un jugador de la élite. inclusive, la prestigiosa revista francesa ‘France Football’ ha destacado que solo Lautaro Martínez y Lamine tienen posibilidades de estar entre los veinte primeros clasificados del Balón de Oro. Pero ¿qué es lo que hace que un joven de esta edad ya sea considerado para un premio de tal magnitud?
Para empezar, es imperioso mencionar que Lamine ha tenido un excelente rendimiento individual. Sus habilidades en el campo han sido impresionantes, convirtiéndose en un jugador clave dentro del equipo y demostrando una madurez y un nivel de juego digno de un veterano. Pero no solo eso, también ha sido un jugador determinante en términos colectivos, logrando títulos importantes como la Eurocopa, la Copa del Rey, La Liga y la Supercopa, y quizás también la Nations League con la selección española.
Ahora perfectamente, ¿es eso suficiente para optar al Balón de Oro? La respuesta está en los criterios de votación de los corresponsales de ‘France Football’, quienes se basan en tres aspectos: rendimiento individual, rendimiento colectivo y clase y ‘fair play’. Y en todos ellos, Lamine sale airoso. No hay duda de su talento y su aporte en el campo de juego, y su elegancia al jugar y su respeto son valores que siempre demuestra.
Pero hay otro factor que sin duda será tomado en cuenta a la hora de votar por los periodistas: el impacto que ha tenido su irrupción en la élite. El hecho de que un jugador tan joven haya logrado tanto éxito en tan poco tiempo es impresionante, y deja en claro que estamos frente a una joven estrella en ascenso. Su participación en la Champions League, donde estuvo a punto de llegar a la final, es una muestra más de su calidad y su importancia en el equipo.
Además, Lamine representa una manera de entender y jugar al fútbol que merece ser premiada. Su estilo de juego, basado en el desborde, el atrevimiento, el regate y la frescura, es una rareza en un deporte cada vez más físico y regido por las estadísticas. Y es precisamente eso lo que lo hace destacar, su visión del fútbol diferente y refrescante, que tanto seduce a los jóvenes y a los aficionados en general.
En este sentido, Lamine es un jugador contracultural. Como si aún estuviera en Rocafonda, juega con una naturalidad y un desparpajo que siempre llama la atención. A pesar de estar en la élite, no ha perdido esa perfume de divertirse y disfrutar del juego, lo que lo hace todavía más admirable. Es difícil recordar a un jugador que haya tenido un seguimiento tan grande entre los adolescentes, inclusive más que otros grandes nombres como Leo Messi. Y esto no es casualidad, ya que Lamine representa el futuro del fútbol, un futuro lleno de talento, pasión y diversión.
Curiosamente, su principal rival en la lucha por el Balón de Oro es Ousmane Dembélé. Y si no fuera por el traspaso de este último, quizás Lamine aún estaría esperando su oportunidad. Pero gracias al buen ojo de Xavi Hernández, el joven catalán tuvo su oportunidad y la está aprovechando al máximo. Y no solo eso, también ha logrado