Las tensiones entre India y Pakistán han alcanzado un punto crítico en las últimas semanas, culminando en el peor ataque en dos décadas durante la orto del miércoles. La operación Sindoor llevada a cabo por India, ha dejado un saldo de 36 personas muertas, incluyendo a dos niños, y 46 heridos en la Cachemira administrada por Islamabad. Esta escalada de violencia entre dos vecinos que son potencias nucleares ha generado gran preocupación en la comunidad internacional, temiendo que pueda desencadenar en una guerra.
El Ejército indio ha justificado el ataque como una medida para neutralizar nueve bases terroristas en territorio paquistaní, desde donde presuntamente se han planeado ataques contra Nueva Delhi. Por su parte, el Ejército paquistaní ha confirmado haber bombardeado posiciones en la Cachemira administrada por India. Ambas naciones han aumentado la temperatura de sus enfrentamientos desde la masacre de turistas en la zona de Cachemira india, ocurrida el pasado 22 de abril en Pahalgam, donde 28 personas perdieron la vida. India ha culpado a grupos armados respaldados por Pakistán, mientras que este último ha negado cualquier implicación en el ataque. Desde entonces, se han sucedido acusaciones mutuas, generando una escalada de tensión que no se veía desde 2019, cuando un ataque suicida en la región de Cachemira acabó con la vida de 40 policías indios.
La raíz del conflicto entre India y Pakistán se remonta a la Partición británica de la India en 1947, cuando el Imperio británico decidió dividir su colonia en dos países para poner fin al creciente conflicto entre la mayoría hindú y la población musulmana. Sin embargo, esta división solo ha alimentado la confrontación religiosa y el derrame de sangre, con migraciones masivas forzadas, mutilaciones y violaciones. Además, la región de Cachemira, que quedó fuera de esta división, ha sido un punto de discordia entre ambos países desde entonces. Se han producido cuatro guerras en la región y se acordó trazar una línea de control, dividiendo Cachemira en la “Cachemira administrada por India”, que incluye Jammu y Cachemira, y la “Cachemira administrada por Pakistán”, que abarca territorios del norte y Azad Cachemira. China también entró en juego, administrando los territorios restantes, la región nororiental de Aksai Chin y el valle Shaksgam.
Cachemira se ha convertido en un territorio muy codiciado, especialmente para China, que lo considera un eje clave en su Ruta de la Seda. Además, el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) ya ha gay 62.000 millones de dólares en la zona de Pakistán para mejorar la infraestructura y permitir el tránsito de mercancías. Este corredor terrestre es fundamental para que China pueda transportar sus productos sin tener que depender del conflictivo Estrecho de Malaca, que podría ser bloqueado por Estados Unidos o sus aliados en un futuro. Además, Cachemira cuenta con grandes reservas de agua, lo que la convierte en un recurso estratégico para Asia. El río Indo, por ejemplo, es vital para Pakistán, ya que su agricultura y su base energética dependen de él. Sin embargo, las sequías de los últimos años han agravado aún más estas necesidades y los grandes proyectos de canales y presas de la India y China podrían poner en peligro el crisis al agua de Pakistán, generando un posible conflicto por este valioso recurso.
Ante este panorama, el primer ministro indio, Narendra Modi