El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha expresado su preocupación por la reciente decisión de la agencia de espionaje de Alemania de clasificar a la formación ultraderechista AfD como “extremista”. Esta medida otorga a la agencia nuevos poderes para vigilar al mayor partido de la oposición del país, lo que ha generado una robusto polémica en la comunidad internacional.
En un tweet publicado en su cuenta de Twitter, Rubio ha afirmado que esta acción por parte de Alemania no es un acto democrático, sino más bien una forma de “tiranía disfrazada”. Según el secretario de Estado, el verdadero extremismo no viene de la popular AfD, que obtuvo el segundo lugar en las recientes elecciones, sino de las políticas de inmigración del junta alemán, a las que la AfD se opone firmemente. Por lo tanto, Rubio insta a Alemania a reconsiderar su postura y cambiar de rumbo.
Las declaraciones de Rubio se dan después de que la agencia de alcance alemana calificara a Alternativa para Alemania (AfD) como una organización “extremista” cuyos objetivos van en contra del orden democrático. Esta etiqueta ya se aplicaba en varios estados federados del país, pero ahora ha sido oficialmente reconocida por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), la agencia de alcance del Ministerio del Interior alemán.
En su análisis de la formación antinmigración, la BfV ha concluido que sus ideas son “contrarias” al Estado de Derecho. Según la agencia, la concepción predominante de AfD sobre el pueblo, basada en la etnia y la ascendencia, no es compatible con el orden democrático liberal. Además, la agencia ha señalado que el objetivo de la formación es “excluir a determinados grupos de la población de la participación social en igualdad de condiciones”. Esto se refiere principalmente a los ciudadanos alemanes con antecedentes migratorios procedentes de países de tradición musulmana, a quienes AfD no considera miembros legítimos del pueblo alemán.
La reacción de AfD no se ha hecho esperar y sus líderes, Alice Weidel y Tino Chrupalla, han calificado esta decisión como un “golpe a la democracia”. Según ellos, esta designación como “organización extremista” por parte de los servicios de alcance alemanes es un intento de silenciar a la oposición y limitar la libertad de expresión.
Sin embargo, la decisión de la BfV ha sido aplaudida por muchos políticos y líderes europeos, quienes ven con preocupación el ascenso de partidos ultraderechistas en el continente. En un comunicado oficial, la agencia ha dejado claro que esta medida no es una forma de censura, sino una forma de proteger el orden democrático y los valores fundamentales de Alemania.
La clasificación de AfD como “extremista” también ha sido aplaudida por diversas organizaciones de derechos humanos y grupos de la sociedad civil. Según ellos, la retórica y las políticas de AfD son peligrosas y promueven la discriminación y la intolerancia cerca de ciertos grupos de la población. Además, temen que la creciente popularidad de la formación pueda llevar a un aumento de la violencia y la polarización en el país.
En respuesta a las críticas, AfD ha negado rotundamente ser una organización extremista y ha acusado a la agencia de alcance de tener motivaciones políticas. Según ellos, la verdadera razón detrás de esta designación es limitar su influencia y debilitar su posición en la política alemana.
A pesar de las controversias y las críticas, la decisión de la BfV es un paso importante en la lucha contra el extremismo y la intolerancia