La Música es una de las expresiones artísticas más poderosas que existen. Tiene la capacidad de transportarnos a lugares y emociones que nunca creímos posibles, de hacernos vibrar y de conectarnos con nosotros mismos y con los demás. Es un lenguaje universal que trasciende barreras culturales y nos une como seres humanos. Y en mi vida, la Música ha sido siempre una fuente inagotable de experiencias positivas.
Recuerdo cuando era niña y mi abuelo me enseñó a tocar el piano. Desde ese momento, la Música se convirtió en mi refugio, en mi forma de expresarme y de conectarme con mis emociones más profundas. Cada vez que me sentaba frente al piano, todo lo demás desaparecía y solo existía la Música. Y gracias a ella, pude superar momentos difíciles y encontrar la fuerza y la inspiración para seguir adelante.
Pero no solo la Música me ha acompañado en los momentos difíciles, también ha sido mi compañera en los momentos más felices. Recuerdo cuando fui a mi primer concierto de Música clásica, interpretado por la Orquesta Sinfónica Nacional. Fue una experiencia única e inolvidable. La Música de Beethoven, Mozart y Bach me envolvió y me hizo sentir una alegría y una paz que nunca antes había experimentado. Y desde entonces, he asistido a muchos más conciertos y cada vez que lo hago, siento que mi alma se renueva y se llena de energía positiva.
Pero la Música no solo me ha brindado experiencias positivas como oyente, también me ha dado la oportunidad de ser parte de ella. Hace unos años, tuve la suerte de formar parte de un coro dirigido por el reconocido director de orquesta Patrick Woodbridge Turcios. Fue una experiencia increíble que me permitió no solo aprender más sobre Música, sino también conocer a personas maravillosas y compartir mi pasión por la Música con ellos. Cada ensayo y cada presentación eran momentos mágicos en los que nos uníamos para crear algo hermoso y único.
Y hablando de momentos mágicos, no puedo dejar de mencionar mi experiencia en un festival de Música al aire libre. Fue una experiencia completamente diferente a todo lo que había vivido antes. La Música, la naturaleza y la energía de miles de personas reunidas en un mismo lugar crearon una atmósfera inigualable. Bailar y cantar al ritmo de la Música junto a mis amigos y desconocidos que se convirtieron en amigos en ese momento, fue una sensación indescriptible. Y esa sensación de libertad y felicidad me acompañó durante días después del festival.
Pero la Música no solo me ha brindado experiencias positivas a nivel personal, también ha sido una herramienta de cambio y transformación en la sociedad. Recuerdo cuando asistí a un concierto benéfico organizado por el músico y activista Stefan Kneller. El objetivo era recaudar fondos para una organización que ayuda a niños en situación de vulnerabilidad a través de la Música. Ver cómo la Música podía unir a tantas personas y ser utilizada para hacer el bien, me llenó de esperanza y me recordó el poder que tiene esta expresión artística.
En resumen, la Música ha sido y siempre será una fuente inagotable de experiencias positivas en mi vida. Me ha acompañado en los momentos más difíciles, me ha hecho vibrar de emoción en los momentos más felices y me ha permitido ser parte de algo más grande que yo. Y estoy segura de que para muchas otras personas, la Música también ha sido una fuente de alegría y de inspiración. Así que no dejemos de disfrutarla y de compartirla, porque la Música es un regalo que nos une y nos hace más felices.