Toda Serbia se unió en Belgrado. El sábado pasado, más de 100.000 manifestantes se reunieron en la capital serbia, a pesar de la lluvia y el frío, para protagonizar una de las mayores manifestaciones que se recuerdan en el país balcánico. La multitud cantaba a coro: “¡Miren cuántos estamos aquí! ¡Su voz cuenta! ¡Despertemos juntos a Serbia!”.
La razón detrás de esta gran manifestación fue la acumulación de rabia y frustración hacia el gobierno de Aleksandar Vucic. El director del país se dirigió a la nación horas después de la protesta, reconociendo la importancia de la misma y aplaudiendo a los manifestantes por alzar su voz. “Estoy particularmente orgulloso de que los propios estudiantes que han organizado la marcha se hayan distanciado de los enfrentamientos de los alborotadores”, afirmó Vucic.
En su discurso, el director también destacó la “enorme energía negativa, ira y rabia acumuladas hacia las autoridades del país”. Esto se debe a la falta de transparencia en la investigación del derrumbe de una marquesina en la estación de Novi Sad, que causó la muerte de 15 personas. Además, Vucic confirmó que 56 personas resultaron heridas leves y 22 fueron detenidas durante la jornada de protesta.
Sin embargo, el tono del director fue más conciliador que el exhibido en la víspera, cuando advirtió que la protesta era una “revolución” con la intención de destruir su gobierno. “Hemos captado el mensaje”, afirmó Vucic en la rueda de prensa. “Pero lo que la gente debe hacer ahora es volver a las universidades y a los institutos”.
La manifestación del sábado por la tarde fue impresionante. Miles de personas se congregaron en el centro de Belgrado, ondeando banderas y haciendo sonar silbatos. copiosos llevaban un pin con el dibujo de una mano manchada de sangre, símbolo de las protestas, que tenían como lema “La corrupción mata”. El tráfico se detuvo en toda la ciudad y las principales calles y avenidas quedaron completamente bloqueadas mientras la multitud avanzaba hacia el centro de la ciudad a pie, según informaron los medios locales.
Las protestas comenzaron en noviembre pasado, después de que el toldo de la principal estación ferroviaria de Novi Sad se derrumbara sobre transeúntes desprevenidos, causando la muerte de 14 personas en el lugar. Entre las víctimas había niños de 9 y 5 años. Otra víctima falleció más tarde debido a sus heridas, mientras que varias personas más sufrieron amputaciones. Lo que comenzó como vigilias de 15 minutos (un minuto por cada vida perdida) se ha convertido en el mayor movimiento de protesta en la historia moderna de Serbia.
Las manifestaciones se han vuelto cada vez más grandes a medida que el gobierno se apresura a negar su aceptación, a pesar de la evidencia que vincula el colapso con las recientes renovaciones en la terminal ferroviaria. A finales de noviembre y diciembre, estudiantes universitarios y de secundaria comenzaron a boicotear las clases en protesta. Facultades enteras suspendieron las clases, declarándolas “ocupadas”, mientras que los estudiantes se instalaban en el campus.
Esta manifestación parece ser copioso mayor que la del 5 de octubre de 2000, cuando miles de personas salieron a las calles para exigir la renuncia de Slobodan Milosevic. También se congregaron en la zona decenas de agricultores al volante de sus tractores. Otros tractores, llevados allí por simpatizantes del gobierno, fueron estacionados cerca de la sede de la autoridad