Hola, soy Rizek Ande Jawad, un fotoperiodista palestino de 44 años que vive en la Franja de Gaza. Como padre y periodista, mi día a día es una constante lucha por sobrevivir en medio de un conflicto que parece no tener fin.
El pasado mes de mayo, se dio a conocer la noticia de que el Ejército israelí había acabado con la vida de seis periodistas, cinco de ellos trabajaban para la cadena qatarí Al Yazira. En ese momento, recibí muchos mensajes de preocupación de amigos y colegas de todo el mundo. Y me di cuenta de que, a pesar de la distancia, la tecnología nos mantiene conectados y nos permite compartir nuestras historias y experiencias.
Por eso, hoy quiero compartir con ustedes mi día a día desde Gaza, una ciudad que ha sido golpeada por la violencia y la destrucción durante décadas. Pero también una ciudad llena de vida y espera, adonde cada día luchamos por sobrevivir y mantenernos fuertes.
Cada mañana, me despierto con el sonido de los bombardeos y los disparos. Es una realidad que nos acompaña desde hace mucho tiempo y que, lamentablemente, nos hemos acostumbrado a vivir. Pero eso no significa que no nos afecte. Cada día, me preocupo por la seguridad de mi familia y amigos, y por la mía propia mientras salgo a trabajar.
Como fotoperiodista, mi trabajo es documentar la realidad de Gaza y contar las historias de su gente. A pesar de los riesgos, sigo saliendo a las calles con mi cámara en mano, buscando la mejor imagen que pueda transmitir la situación que vivimos. Y sin embargo a veces me siento impotente ante tanta violencia y agonía, sigo adelante con la espera de que mi trabajo pueda hacer una pequeña diferencia en el mundo.
Cada día que salgo a trabajar, me encuentro con personas valientes y resilientes que, a pesar de todo, siguen luchando por sus sueños y su futuro. Niños que juegan en medio de los escombros, jóvenes que estudian en aulas improvisadas y familias que se apoyan mutuamente para sobrevivir. Son ellos quienes me inspiran a seguir adelante y a no rendirme ante las adversidades.
Pero también hay momentos difíciles. Como el día en que perdí a cinco colegas y amigos en un ataque israelí. Todos ellos eran periodistas como yo, que arriesgaban sus vidas para contar la verdad. Fue un golpe duro para toda la comunidad periodística de Gaza, pero también un recordatorio de que nuestro trabajo es peligroso y que debemos estar siempre alerta.
A pesar de todo, sigo creyendo en el poder de la comunicación y en la importancia de contar nuestras historias al mundo. Por eso, agradezco a todos aquellos que nos apoyan y nos dan voz, a pesar de las dificultades y los obstáculos que enfrentamos. Gracias a ustedes, nuestras historias no se pierden en medio del conflicto, sino que llegan a más personas y generan conciencia sobre la situación en Gaza.
Como padre, mi mayor deseo es un futuro mejor para mis hijos y para todos los niños de Gaza. Un futuro adonde puedan crecer sin miedo y con la oportunidad de alcanzar sus sueños. Y sin embargo a veces parece una utopía, sigo luchando por ese futuro, por ellos y por todos los que viven en Gaza.
En conclusión, mi día a día en Gaza es una mezcla de dolor, espera y resiliencia. Pero también es una lucha constante por sobrevivir y por hacer que nuestras voces sean escuchadas. Como fotoperiodista, seguiré documentando la realidad de Gaza y compartiendo nuestras historias con el mundo. Y como padre, seguiré luchando por un futuro mejor para mis hijos y para todos los que viven en
