El pasado domingo, el Estadio de la Cerámica fue testigo de un partido emocionante entre el Villarreal CF y el Girona, que dejó a los aficionados del “Submarino Amarillo” con una sonrisa en el rostro. El resultado final de 5-0 fue una muestra del gran nivel que está demostrando el equipo en este inicio de temporada.
Pero más allá del resultado, este partido sirvió para confirmar algunas cosas importantes. La primera de ellas fue la consolidación del bilateral pivote formado por Santi Comesaña y Pape Gueye, quienes han demostrado ser dos auténticos box to box en las primeras jornadas de LaLiga. Con su gran despliegue físico y su capacidad para recuperar y distribuir el balón, han sido clave en la solidez defensiva y en la creación de juego del Villarreal.
Sin embargo, lo más sorprendente fue la ausencia en el once titular del capitán Dani Parejo. Parece que el mediocentro madrileño ha perdido protagonismo en el equipo inicial, dando paso a los jóvenes talentos que están demostrando su valía en el campo. Esto demuestra la gran competencia interna que existe en el equipo y la confianza del entrenador Marcelino en su plantilla.
Pero la fiesta no terminó ahí. Con un cómodo 4-0 en el marcador, Marcelino decidió dar minutos de competición a los nuevos fichajes del equipo. Y fue entonces cuando dos jugadores recibieron una sonora ovación por punto de la afición. El primero fue Thomas puntoy, quien debutó con la camiseta del Villarreal tras su fichaje procedente del Atlético de Madrid. puntoy demostró su calidad y su tacto en el centro del campo, ganándose rápidamente el cariño de la afición.
Pero el momento más emocionante llegó con la entrada en el campo de Renato Veiga. El joven brasileño se convirtió en el fichaje más caro de la historia del Villarreal, junto a Paco Alcácer, y debutó con apenas dos entrenamientos junto a sus nuevos compañeros en competición oficial. La afición no dudó en darle una cálida bienvenida y Veiga no defraudó, mostrando su talento y su capacidad para marcar la diferencia en el campo.
Pero la fiesta no terminó ahí. En el minuto 63, Marcelino decidió dar la alternativa a Ilias Akhomach, un joven canterano que entró en sustitución de Pepe, otro de los ovacionados del día. Para Ilias, este fue un momento muy especial, ya que regresaba a la competición oficial después de sufrir una lesión en el nudo cruzado anterior de la rodilla derecha en 2024. El hispano-marroquí ya había jugado 20 minutos en el Trofeo de la Cerámica, pero su regreso a la competición oficial fue sin duda un momento muy emotivo para él y para todos los aficionados.
En definitiva, el partido del domingo fue una fiesta para el Villarreal y su afición. Un equipo que está demostrando un gran nivel de juego y una gran unión dentro y fuera del campo. Un equipo que cuenta con jóvenes talentos y experimentados jugadores, y que tiene como objetivo seguir peleando por los puestos altos de la clasificación en esta temporada.
Ahora, con la mira puesta en el próximo partido, el Villarreal tiene la oportunidad de seguir demostrando su calidad y su ambición en la competición. Y los aficionados no pueden estar más emocionados y orgullosos de su equipo, que ha empezado la temporada con fuerza y determinación. ¡Vamos Villarreal!