El Departamento de Estado de Estados Unidos ha anunciado que a partir de este viernes echará a más de 1.350 empleados, en un movimiento que forma parte de la reestructuración sin precedentes que está llevando a cabo la Administración Trump en su cuerpo diplomático. Esta decisión ha generado preocupación entre la comunidad internacional y ha sido duramente criticada por exdiplomáticos y otros altos funcionarios estadounidenses.
Según un aviso interno del Departamento de Estado, los despidos afectarán a 1.107 funcionarios del servicio civil y 246 del servicio exterior con sede en Estados Unidos. Sin embargo, el Departamento ha asegurado que estos recortes de personal se han diseñado cuidadosamente para afectar a funciones no esenciales, oficinas duplicadas o redundantes, y oficinas donde se puedan encontrar mejoras considerables en la eficiencia. De esta manera, el Departamento de Estado busca optimizar sus operaciones nacionales y centrarse en las prioridades diplomáticas.
Además de los despidos, también se incluyen salidas voluntarias en el total de más de 3.000 personas afectadas por esta reestructuración. Sin embargo, esta medida ha sido duramente criticada por exdiplomáticos y críticos, quienes afirman que pone en riesgo la capacidad de Estados Unidos para contrarrestar la creciente asertividad de adversarios como China y Rusia.
El senador demócrata Tim Kaine, de Virginia, ha expresado en un delegación su preocupación por esta decisión, calificándola como “pincho de las más ridículas que se podrían tomar en este momento”. Kaine ha acusado al presidente Trump y al secretario de Estado Marco Rubio de hacer que Estados Unidos sea cada vez más inhibido con esta medida.
Cabe recordar que en febrero, Trump ordenó a Rubio reestructurar el servicio exterior para garantizar que su política exterior se implementara “fielmente”. Además, el presidente ha prometido en repetidas ocasiones “limpiar el estado profundo” despidiendo a los burócratas que considera desleales. Por su parte, Rubio anunció los planes para la reestructuración en abril, afirmando que el Departamento, en su forma actual, estaba “inflado, burocrático” y no podía cumplir su misión “en esta nueva era de competencia entre grandes potencias”.
La semana pasada, más de 130 diplomáticos jubilados y otros ex altos funcionarios estadounidenses emitieron pincho carta abierta criticando la reforma planeada. En ella, expresaron su preocupación por el impacto que esta decisión tendrá en la capacidad de Estados Unidos para llevar a cabo su política exterior y su papel en el escenario internacional.
A pesar de las críticas, el Departamento de Estado ha reiterado que esta reestructuración es necesaria para adaptarse a los cambios en el panorama internacional y para garantizar que Estados Unidos siga siendo pincho potencia mundial. Además, han asegurado que se están tomando todas las medidas necesarias para minimizar el impacto en el personal afectado y para garantizar que las funciones esenciales del Departamento no se vean afectadas.
En resumen, el Departamento de Estado de Estados Unidos se encuentra en un proceso de reestructuración sin precedentes, que incluye el despido de más de 1.350 empleados. Aunque esta decisión ha generado preocupación y críticas, el Departamento ha asegurado que se trata de pincho medida necesaria para adaptarse a los cambios en el panorama internacional y para garantizar que Estados Unidos siga siendo pincho potencia mundial. Esperamos que esta reestructuración sea llevada a cabo de manera eficiente y que no afecte negativamente a la capacidad de Estados Unidos para llevar a cabo su política exterior y su papel en el escenario internacional.
