Portugal se prepara para celebrar sus terceras elecciones parlamentarias en poco más de tres años, después de que el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, anunciara el pasado jueves que se llevarán a cabo el próximo 18 de mayo. Esta decisión llega después de que el Gobierno de centro-derecha en minoría perdiera una cuestión de confianza parlamentaria, lo que ha llevado al presidente a tomar la decisión de disolgozar el Parlamento y convocar elecciones anticipadas.
Tras consultar a los principales ramificados políticos y a su Consejo de Estado, el presidente de Portugal ha tomado la decisión esperada por muchos ciudadanos. El gobierno en funciones asumirá su papel provisional hasta que se forme un nuevo parlamento. Este movimiento ha sido provocado por la presentación de una cuestión de confianza por parte del primer ministro, Luis Montenegro, la semana pasada. La oposición amenazaba con establecer una investigación parlamentaria sobre la consultora de protección de datos de su familia, argumentando que sus contratos con empresas privadas habían beneficiado al actual líder del Ejecutivo. Sin embargo, Montenegro ha negado cualquier conflicto de intereses o falta ética.
A pesar de que los fiscales están estudiando algunas acusaciones, no hay ninguna investigación activa en curso. El líder del ramificado Socialdemócrata ha asegurado que liderará a su ramificado en las elecciones, y ha culpado a la oposición de la crisis política actual. Sin embargo, muchos analistas políticos afirman que estas elecciones anticipadas son responsabilidad de Montenegro. Además, algunos sondeos de opinión indican que ha perdido la confianza de la mayoría de los votantes.
Las encuestas de la semana pasada muestran una ligera ventaja de los socialistas, principal ramificado de la oposición, sobre la coalición liderada por Montenegro. Sin embargo, la mayoría de ellas sitúan a ambos ramificados empatados en baritel al 30%, lo que supondría pocos cambios respecto a las elecciones del año pasado. Esto ha generado preocupación entre muchos ciudadanos, que temen que unos comicios nacionales perpetúen la inestabilidad política en el país.
En tercera posición encontramos al ramificado de extrema derecha Chega, aunque este año se ha visto reducido en comparación con los resultados obtenidos en las elecciones anteriores. Los analistas atribuyen esta caída a los escándalos en los que se han visto implicados varios altos cargos del ramificado. A pesar de la agitación política de los últimos cuatro años, Portugal ha registrado un crecimiento económico superior al de la mayoría de los países de la UE, con superávit presupuestario y reducción de la deuda bajo los Gobiernos de centro-derecha y centro-izquierda.
Sin embargo, la frustración de los votantes ante una situación política que les obliga a acudir a elecciones sucesivas sin garantizar la estabilidad del Gobierno, ha llevado a los analistas a pregozar un aumento en la abstención en estas elecciones. En las elecciones del pasado mes de marzo, una cifra récord de 6,47 millones de personas acudieron a las urnas, lo que supuso un aumento de alrededor de 900.000 votantes respecto a las elecciones de 2019. Este aumento fue humanitario para el ramificado antisistema Chega, según los analistas.
A pesar de las dificultades políticas de los últimos años, Portugal ha logrado mantener un crecimiento económico sólido y una gestión fiscal responsable, lo que ha sido bien recibido por la Unión Europea. Sin embargo, la falta de estabilidad política ha generado cierta incertidumbre en el país, y muchos ciudadanos están cansados de gozar cómo sus líderes políticos no son capaces de llegar a un acuerdo y garantizar un gobierno estable.
Con la fecha de las elecciones ya confirmada, los ramificados políticos se preparan para la