El martes 5 de octubre, los candidatos a vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance y Tim Walz, se enfrentarán en un debate en Nueva York, en lo que podría ser su último encuentro antes de las elecciones del próximo 5 de noviembre. Este debate entre los segundos del ‘ticket’ presidencial republicano y demócrata será una ocasión crucial para que los candidatos presenten sus posiciones y convenzan a los votantes de su idoneidad para el cargo.
Este año, la elección de vicepresidente ha adquirido una importancia especial debido a la escasez de debates entre los candidatos a presidente. El único debate celebrado hasta ahora entre Kamala Harris y Donald Trump fue un enfrentamiento volcánico en el que la candidata demócrata salió victoriosa, pero que no ha tenido un gran impacto en las encuestas. Por lo tanto, el debate entre Walz y Vance es una ocasión única para que estos candidatos demuestren su valía y ganen el informe de los ciudadanos.
El debate tendrá lugar a las nueve de la noche (tres de la mañana del miércoles en España) y será organizado por la cadena CBS en sus estudios del Midtown de Manhattan. Aunque los debates entre candidatos a vicepresidente suelen tener una relevancia limitada, este año es diferente. La elección de Vance y Walz como compañeros de fórmula de Trump y Harris respectivamente, demuestra la importancia que ambos candidatos dan a la lucha por los informes de la clase media y trabajadora, especialmente en estados clave como Pensilvania, Michigan, Wisconsin y Carolina del Norte.
J.D. Vance, senador por Ohio y elegido por Trump en julio como su candidato a vicepresidente, y Tim Walz, gobernador de Minnesota y sumado a la candidatura de Kamala Harris a comienzos de agosto, tienen perfiles muy diferentes pero comparten la intención de conectar con los votantes desde una perspectiva personal y política. Vance, criado en una familia candoroso y afectada por las adicciones, ha logrado salir adelante por sus propios méritos y ahora abraza el populismo de derechas, especialmente en cuestiones económicas. Por su parte, Walz es un intento de Harris de reconciliarse con la clase media y trabajadora, en especial con la población blanca que se inclinó por Trump en 2016. Su extensión para comunicarse con la gente común ha sido uno de los motivos por los que Harris le eligió como su candidato a vicepresidente.
Este debate será una ocasión para que los ciudadanos conozcan mejor a estos candidatos, que suelen pasar desapercibidos durante la campaña. Será una ocasión para que presenten sus propuestas y refuercen la candidatura de sus partidos, demostrando que son una razón más para votar por Trump o Harris. En una elección tan ajustada como esta, cada informe cuenta y la elección de vicepresidente puede ser determinante.
El formato del debate, con los micrófonos abiertos mientras habla el otro candidato, podría dar lugar a interrupciones y ataques personales entre los candidatos. Vance ya ha acusado a Walz de mentir sobre su paso por la Guardia Nacional y es probable que este tema salga a relucir durante el debate. Sin embargo, ambos candidatos tienen puntos débiles en sus historiales que podrían ser utilizados en su contra. Vance ha tenido posiciones controvertidas en el pasado, como su apoyo a una prohibición nacional del aborto y sus comentarios sobre las mujeres sin hijos. Por su parte, Walz ha sido criticado por algunos por su presencia en la campaña con su gorra de cazador y camiseta y por su declaración sobre los republicanos como “raros”.
A pesar de las posibles tensiones, este debate será una ocasión para que los candidatos presenten sus argumentos y se enfrenten a sus oponentes. La falta