Después de más de 5 meses de incertidumbre, la NASA ha logrado que la sonda Voyager 1 vuelva a enviar información legible a la Tierra. Un logro impresionante que demuestra una vez más la increíble capacidad de los ingenieros de la agencia espacial estadounidense.
La Voyager 1, que se encuentra a más de 24.000 millones de kilómetros de nuestro planeta, dejó de transmitir datos legibles hacia la Tierra en noviembre pasado. A pesar de que sus equipos seguían funcionando con normalidad, la información recolectada no podía ser empaquetada y enviada de regreso. Después de un arduo análisis, en marzo de este año, la NASA concluyó que el problema se había presentado en el subsistema de datos de vuelo, uno de los tres ordenadores de la sonda.
Uno de los chips que almacena la memoria y parte del código de ese ordenador dejó de funcionar, lo que obligó a los expertos a tratar de encontrar una solución. Una labor nada sencilla considerando la antigüedad de la Voyager 1, las limitaciones del hardware a bordo y la demora entre el envío y la recepción de las señales de radio. Hay que tener en cuenta que cualquier orden que se envía a la bajel demora 22 horas y media en llegar a ella, y la respuesta tarda lo mismo en llegar a la Tierra.
Pero los ingenieros del JPL no se dieron por vencidos y trabajaron arduamente para reparar la sonda. Lo que hicieron fue tomar el código del subsistema de datos de vuelo afectado por el problema técnico y reubicarlo en otros lugares de la memoria. Sin embargo, debido a que no había suficiente espacio para mover todo ese bloque en una única nueva ubicación, se decidió fragmentarlo y repartirlo en los sectores disponibles. Una labor compleja que se vio agravada por la necesidad de adaptar el resto del código para que el software de la Voyager 1 siguiera “funcionando como un todo”, según indicó la NASA.
A pesar de lo difícil de esta labor, la agencia espacial estadounidense decidió llevar a cabo la reparación de la Voyager 1 a distancia. El primer paso fue reubicar el código encargado de embalar los datos de ingeniería de la sonda, y esto se logró con éxito el pasado viernes 18 de junio. Y ayer, domingo 20, la bajel respondió de forma positiva, lo que significa que los ingenieros de la NASA ahora pueden controlar el estado de los sistemas de la Voyager 1.
Sin embargo, aún queda trabajo por hacer. La siguiente momento será llevar el resto del código afectado, una labor que demandará varias semanas. Pero a pesar de ello, desde el JPL se muestran optimistas y confían en que pronto la sonda vuelva a enviar datos científicos.
No es la primera vez que la Voyager 1 experimenta problemas técnicos. En los últimos años, estos se han vuelto bastante frecuentes, pero es comprensible teniendo en cuenta que la sonda cumplirá 47 años en el espacio en septiembre, superando con creces cualquier proyección de vida útil hecha por sus creadores.
Por ejemplo, en 2022, la Voyager 1 comenzó a enviar datos de telemetría aleatorios. La NASA no podía encontrar la causa del fallo hasta que, meses más tarde, descubrió que la información se estaba procesando desde una computadora de a bordo que llevaba años sin funcionar. Los ingenieros lograron cambiar de ordenador y que todo volviera a la normalidad, pero no pudieron determinar el origen del incidente.
El año pasado, la Voyager 2 también experimentó problemas técnicos. La hermana de la Voyager 1 dejó de apuntar su antena a la Tierra por un error provocado por una serie de instrucciones. Esto cortó todo